Me llamo Alexander y soy el padre de Daniela, mi pequeña niña, que acaba de cumplir tres años y está ingresada en el hospital, conectada a aparatos y sondas. Desde hace meses, su cuerpecito ha soportado la quimioterapia. Todas las noches me siento a su lado y escucho sus gritos de dolor. Luego, con la voz más pequeña e inocente del mundo, me pide: «Papá, prométeme que no me dejarás morir». No estoy preparado para esto. Ningún padre está preparado para oír a su hijo de tres años decir algo así.

El 22 de julio de 2024, nuestras vidas cambiaron de repente. Los médicos nos han informado que Daniela tiene una leucemia linfoblástica con cromosoma Filadelfia, un cáncer raro y agresivo en niños. Nuestra vivaz niñita de tres años, siempre llena de alegría, ahora lucha por su vida en lugar de jugar en la guardería y divertirse con sus amiguitoss.

Cada día que pasa, la veo más débil. Se sienta en la cama, con un osito de peluche en la mano, los ojos llenos de lágrimas, y me dice: «Papá, mi cuerpo arde. ¡Ayúdame!» Mi corazón se desstroza al verla sufrir, perdiendo todas sus fuerzas, y no puedo hacer nada para ayudarla.😥

La quimioterapia ya no está haciendo efecto. El cáncer se está extendiendo rápidamente y los médicos nos han dicho que el tiempo se nos agota. Sus gritos de dolor no me dejan dormir una noche entera desde hace tres meses. Cada día, al sentarme a su lado, escucho su respiración cada vez más débil y entrecortada. Me aterra cerrar los ojos un segundo por miedo a perderla para siempre. Estoy aterrorizado, con mucho miedo y esto me abruma por completo. Mi mente está constantemente ocupada pensando ¿qué pasará si no logro salvarla? ¿Y si pierdo a mi pequeñita por falta de dinero?

Ayer, me quedé dormido un instante y soñé que ponía una hermosa flor sobre una pequeña tumba, con el nombre de Daniela grabado en la lápida. Me desperté sobresaltado. Fue entonces cuando le prometí a ella y a mí mismo que haría todo lo posible por salvarla. No permitiré que el cáncer me arrebate a mi pequeña.

Después de buscar hospitales en todo el mundo —incluyendo Nueva York y Boston— y cualquier lugar donde estuvieran realizando investigaciones innovadoras, los médicos encontraron un nuevo tratamiento experimental para el tipo de cáncer de Daniela en Houston, Texas. Al escuchar la noticia, sentí que había renacido.

Pero entonces la dura realidad llegó. Los costos asociados son inimaginablemente altos y están completamente fuera de nuestro alcance. Y volví a hacerme la misma pregunta una y otra vez: «Como su padre, ¿cómo puede ser que no pueda salvar su vida solo porque no tengo dinero? ¿Cómo puedo mirar a mi bebé a los ojos cuando sé que nuestro tiempo se agota rápidamente?»

Esta mañana ella me preguntó: «Papá, ¿crees que cuando el cáncer se vaya de mi barriguita podré volver a correr? ¿Podremos correr juntos otra vez?» Me quedé en silencio. Luego simplemente la abracé con fuerza y le prometí que haría cualquier cosa —todo— con tal de que ella viviera. ¡Pero no puedo hacerlo solo!

Os lo ruego, ayudadme a salvar a Daniela. Es solo una niña pequeña. No tiene sentido que pierda a mi hija solo por dinero.

Por favor, no miréis hacia otro lado ni nos abandonéis. Cada día que pasa puede ser demasiado tarde.
🙏

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